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Cómo elegir un nombre para tu proyecto: ¡Que hable por ti!
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Cómo elegir un nombre para tu proyecto: ¡Que hable por ti!

Vale, ya tienes la súper idea. Esa que te hace brillar los ojos y que puede cambiar el juego en tu sector. Tienes claro qué problema resuelve, a quién va dirigida, y hasta visualizas cómo será el logo. Pero ahora llega el reto: ¿cómo le ponemos nombre a esta criatura?

Elegir el nombre de un proyecto o empresa no es como ponerle nombre a un grupo de WhatsApp, donde todo vale. Aquí necesitas algo que diga quién eres, qué haces y que sea fácil de recordar. No te preocupes, te doy algunas claves prácticas, con ejemplos reales (y algún toque de humor para que no te duermas).

¿Por qué el nombre es el rey del mambo?

El nombre será lo primero que la gente oiga y vea. Si es bueno, abrirá puertas. Si es malo… bueno, será un chiste interno para los demás. Piensa en grandes nombres como Netflix (pelis + internet) o Zara (corto, fácil, global). ¿Qué tienen en común? Pegan, son claros y no necesitan explicaciones. Eso es lo que buscas.

Ahora imagina que tu proyecto es un bar especializado en cervezas artesanales. ¿Cómo lo llamarías? Si le pones «Cerveza José», puede que no despierte emociones. Pero si le llamas «La Rubia Rebelde», ya tiene un rollo que engancha.


Define qué quieres comunicar

Antes de lanzarte a tirar nombres como si fueran confeti, aclara:

  • ¿Qué ofreces? (Por ejemplo, un servicio de diseño gráfico).
  • ¿Cómo lo haces? (Eres rápido, creativo, minimalista…).
  • ¿Qué quieres que sienta tu cliente? (Confianza, diversión, exclusividad).

Un ejemplo real: «Mr. Wonderful». Su esencia: mensajes positivos, cercanos y molones. Su nombre ya te hace sonreír, ¿no?


Piensa como tu cliente (no como tú)

Si tu público objetivo son personas jóvenes y digitales, olvídate de nombres rimbombantes como «Consultoría Avanzada del Siglo XXI». Tu cliente quiere algo fresco, directo y que no suene a boletín oficial. Ejemplo: «Glovo». ¿Qué hace? Te lleva lo que necesitas, ya. Simple y rápido.

Ponte en sus zapatos. Imagina que vendes productos eco para el hogar. ¿Qué busca tu cliente? Algo que transmita naturaleza, sostenibilidad y confianza. ¿Qué tal algo como «Verde Vivo» o «La Casa en Paz»?


Diviértete (pero con cabeza)

Hacer naming es como jugar al Scrabble, pero con sentido. Mezcla palabras, prueba idiomas, inventa. ¿Quién dijo que todo tiene que ser serio? Pero ojo, no te pases: si tu empresa de asesoría fiscal se llama «Los Cuentas Locas», puede que te falte credibilidad.

Ejemplo creativo: «Not Just a Label», una plataforma de moda independiente. El nombre ya te dice que ellos van más allá de lo típico.


Pásale el test de la vida real

Antes de casarte con un nombre:

Dilo en voz alta: Si suena raro o confuso, descártalo.

Escribe cómo se ve: Que no necesite 3 acentos y 4 guiones para entenderse.

Búscalo en Google: Si ya existe o suena a algo inapropiado, ¡corre!

Pregúntale a otros: A tu abuela, a tus colegas, al panadero. Si todos entienden lo mismo, vas bien.

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