Para manejar equipos no basta con tener un grado universitario, muchos masters, un buen cargo en la jerarquía de la organización o un tono imperativo. El liderazgo es sólo una de las muchas habilidades necesarias en nuestro desarrollo profesional, seamos trabajadores, empresarios o directores de una asociación sin ánimo de lucro.
“¡Tengo un equipo de personas muy preparadas, pero no funciona bien! ¿Qué hago?”
A menudo me encuentro con testimonios de clientes que cuentan con un equipo de trabajo, aparentemente formado, pero con los que no consiguen los resultados que esperan. En cualquier organización, cultural, profesional, empresa o del tipo que sea, donde trabajen personas con un mismo objetivo, nos encontramos dificultades para su buen funcionamiento. Las personas no somos ordenadores, ni piezas mecánicas de una maquinaria, somos seres humanos.
Los conocimientos técnicos y específicos de la materia en la que trabajamos son importantísimos, por eso, cuando reclutamos solemos buscar o elegir a aquellas personas con largas listas de estudios homologados. Sin embargo, aun contando con los mejores expedientes académicos, hay ciertas habilidades que son fundamentales para el trabajo en equipo. Estas habilidades conocidas como “blandas” o “soft skill” son necesarias tanto para emprender como para desarrollarte en el ámbito laboral y personal.
¿Qué son las habilidades blandas o soft skill?
Las conocidas como “habilidades blandas” pero imprescindibles son; tu capacidad de gestionar el tiempo, el estrés, los conflictos, atender al cliente, usuario o seguidor. También tu capacidad de comunicación, tu inteligencia emocional, el compromiso con la cultura organizacional, tu adecuación a los cambios y la productividad.
De qué nos sirve contar con una persona con mucha capacidad para desarrollar una tarea intelectual o físicamente, si luego sufre de estrés y se bloquea. Un doctorado que no se expresa, no es transparente o practica el chanchullo. Un grado y 3 masters que generen conflictos de forma mal intencionada. Una matrícula de honor que no gestiona bien sus emociones dejando salir la ira, el miedo o la alegría a raudales. Para qué queremos a alguien con 20 años de experiencia si luego anda con la matraquilla de “siempre se ha hecho así y me niego a aceptar otras formas”. O de qué nos sirve Premio Nóbel incapaz de expresarte de forma asertiva o empática sus inquietudes. Un cum laude que en sus tareas, no es capaz de aprovechar los recursos siendo productivo. El liderazgo no se hace con un cargo en la tarjeta de visita. Sin estas habilidades sería como dirigir a un grupo de músicos especialistas, cada uno de su instrumento, pero ser incapaz de producir música en armonía o hacer que la orquesta suene bien.
¿Cómo podemos saber cuánto desarrolladas tenemos estas habilidades?
Muchos departamentos de recursos humanos o gestión de personas realizan pruebas psicométricas para medir estas habilidades en su personal o a la hora de reclutar personas. Al fin y al cabo, son habilidades que nos diferencian, mejoran el desempeño de nosotros mismos y de nuestros equipos.
También hay tecnologías innovadoras que de una forma muy disruptiva te permiten sumergirte en una experiencia inmersiva donde podrás, medir tus propias habilidades y las de tu equipo.
La Asociación AFEDES cuenta con un proyecto llamado SOCIAL TECH LAB que puede ayudarte, no sólo a conocer el nivel en el que tienes desarrolladas tus habilidades sino las de tus compañeros y entonces, podrás enfocarte en mejorar tu rendimiento y el de tu equipo. Esta experiencia es totalmente emocional porque se hace a través de un escenario virtual ultra realista. A través de esta actividad se puede medir tu nivel de habilidad para adaptarte al cambio, trabajar en equipo, planificar de forma funcional, liderar y comunicarte.
Por qué no valorar las fortalezas y debilidades de quienes conforman tu equipo y saber dónde potenciar y dónde mejorar. Quien sabe, pero es posible que consigas que la orquesta suene de maravilla.