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Mi papel con el periódico es otra historia
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Mi papel con el periódico es otra historia

Llevo 15 años oyendo que va a desaparecer con la entrada de la era digital, y que teniendo portales como laverdadverdadera.com, el funeral casi que tiene fecha. Ante la tendencia recesiva que se viene repitiendo cada año, es evidente que con el paso de las décadas, ir al kiosko a por un periódico de papel será historia. Sin embargo, aún quedan más de 9 millones de personas que lo compran en este país, y eso no desaparece de un día para otro.

Leer un periódico, a priori, es una acción de búsqueda de información, formación y opinión sobre la actualidad que acontece a tu alrededor. Pero a veces forma parte de esos pequeños fotogramas de tu vida que marcan una sutil forma de caminar.

En Fitur, en Navidad, en el avión, en Carnaval y en mi oficina.

Un periódico en mi casa

Dicen, que aquellas generaciones que no leen el periódico son quienes ni siquiera lo han conocido. Ese no ha sido mi caso.

Los que yo considero hoy los primeros recuerdos, no tienen por qué serlo. Me llegan ahora a la mente algunos, como cuando mi madre utilizaba su papel para cortar los patrones de algunos disfraces del Carnaval.

También fue el ingrediente de aquellas manualidades con las que, con una mezcla de cola y agua, dejaba volar mi creatividad. Aún debo conservar la esquela de la primera persona cercana a mí que se fue, una compañera de clase, y que guardé con apenas 11 años, .

Pero mi vínculo con el periódico nace de crecer con él y ser una herramienta y una fuente para mí. Con esas montañas de papel que se acumulaban en el mueble del televisor y un día tocaba tirar o acababan siendo el abrillantador de cristales y espejos. ¡Quedan de lujo!

Las experiencias perviven en nuestro subconsciente durante mucho tiempo, y cada vez que vives una nueva, con un elemento común, te pueden hacer resentir. Recuerdo que mi padre, al que apenas veía durante el día salvo cuando llegaba del trabajo, cada domingo iba a primera hora de la mañana a comprar el pan y los periódicos. Sí, los periódicos, porque no leía uno, los leía de tres en tres. El Marca, El Diario de Avisos y El Día. En ocasiones aparecía El País o El Mundo, no recuerdo bien. Y con ellos, todos los dominicales, suplementos, revistas o regalos de fin de semana que variaban entre medallitas, calendarios y cintas de casette o cd`s.

Cuándo empecé a leer periódicos

Con 18 años y por una extraña razón me lancé a una ya larga aventura voluntaria de escribir canciones para que muchas personas las cantaran y cuyo contenido estaba basado en la actualidad de la sociedad. ¡Imagínate!. Cuando ni siquiera sabía quién era Hermoso, Adán Martín, José Emilio García Gómez o un tal Mardones. En mi anhelo de querer hacerlo bien, busqué una fuente que me aportara conocimiento, otra visión, realidad y VERDAD, sin apenas sospechar lo que eso significaba.

Buscaba alguna forma de ver la vida que no fuera la de una joven que quería cambiar el mundo sin saber cómo. Fue cuando comencé a leerlos de principio a fin. De la A a la Z. Y cuántos más, mejor.

Reconozco que al principio me costó entender. Leía los artículos dos o tres veces, los subrayaba con las ideas principales, buscaba palabras en el diccionario que desconocía y, poco a poco y a diario, leerme El Día, El Diario de Avisos, La Gaceta de Canarias y posteriormente La Opinión se convirtió en mi deporte mental favorito. Cual serie de Netflix iba reconociendo los personajes que aparecían en sus páginas y les seguía la pista a diario. Entendía quién era quién en política, deporte, sociedad, periodismo. Distinguía las entrevistas de las opiniones y los reportajes. Observaba la publicidad y los anuncios y me preguntaba si su público captaría esos mensajes.

Para qué leer un periódico

Leer ya se sabe que perjudica seriamente la ignorancia. Más allá del formato, leer la prensa ha sido muy enriquecedor para mí.

Aprendí a distinguir cómo un mismo hecho objetivo se contaba desde diferentes perspectivas. Descubrí lo importante de leer todas las visiones de la realidad según el periodista o la línea editorial, crear mi propia visión y desarrollar mi propio criterio. Y lo que más me ha aportado; «El hecho es el hecho, pero ese hecho, será valorado, según los ojos con los que se miren». Ahí debemos de tener en cuenta que en muchas ocasiones los hechos no los vivimos sino nos los cuentan. De ahí el poder que tiene la prensa en la sociedad. Desde entonces incliné mi futuro profesional al mundo de la comunicación.

Quién iba a decirme a mí que, 18 años después, trabajaría en el periódico que venía a mi casa cada día, que comencé a leer y al que me enganché, para quién he escrito notas de prensa, del que he sido clienta contratando publicidad, he aparecido en sus páginas, contacté con su editor para hacerle una entrevista, inauguré su televisión, trabajé en ella, participé en su radio y finalmente entré a a dirigir un departamento.

Algunos eventos que he organizado para El Día

He conocido personas dentro de él a las que aprecio y admiro mucho, de las que he aprendido y he ganado una amistad, he pasado momentos brillantes, emotivos, duros y durísimos, y mantengo un vínculo emocional muy intenso con mi particular relación con esta marca.

Una buena forma de comenzar El Día

A día de hoy, y siendo extraño en mi generación, sigue siendo para mí un auténtico momento de placer, el desayuno de los domingos leyendo la prensa. Sería capaz de pagar porque me traigan a casa un rico manjar acompañado de los dominicales, y disponer de horas de concentrada y tranquila lectura para, tras verlos todos con detenimiento, sacar mi propio criterio de lo que pasa en la sociedad en la que vivo. Quizás porque esa es la imagen que tengo de mi padre cada domingo con su bocadillo de sardinas con tomate y en la barra de la cocina leyendo concentradamente cada una de las noticias.

Hoy, el periódico en el que trabajo, El Día cumple 110 años de su primer ejemplar matinal y hoy, voy a descubrir un poco más, parte de la historia del periódico al que dedico mi tiempo y energía.

Una historia que nada tiene que ver con la mía. Pero resulta anecdótico como una misma cosa, cuenta con cientos de miles de historias. Porque cada uno de los cientos de miles de lectores, trabajadores, distribuidores, anunciantes, tienen su particular vínculo con su periódico. No uno cualquiera sino, el líder en Canarias.

Celebro que siga vivo, que tenga savia nueva. Que siga teniendo músculo y mantenga fieles seguidores. Deseo que siga siendo un referente y que se desarrolle y evolucione con la sociedad a la que sirve. Agradezco todo lo que me ha enseñado y espero, que en un día como hoy, muchos como yo, descubran un poco más y algunas de esas historias con el ejemplar especial del 110 Aniversario.

Yo, lo voy a celebrar como más me gusta. Con un buen desayuno y un gran periódico de 110 años de historia.

Una buena forma de comenzar El Día

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